Porque aunque el año tiene doce meses y aunque enero es el primero, septiembre y octubre son el punto de partida, el punto de volver a empezar, el mes de los planes y los proyectos. Renovar nuestra casa nos preparará mentalmente para afrontar el largo invierno.
Porque al comienzo del otoño, la melancolía nos invade y un cambio estético es la mejor medicina contra la depresión.
Porque a partir de ahora la mayor parte de nuestro tiempo lo pasaremos en casa, ya sea trabajando en ella o disfrutando de nuestro tiempo libre. Es el momento de ponerla a punto, para convertirla en el marco perfecto para cada ocasión.
Porque si hasta ahora buscábamos tejidos frescos, colores suaves y ambientes ligeros, a partir de ahora los primeros fríos del otoño harán que nos apetezca mucho más disfrutar de una decoración cálida y acogedora, que nos abrace y nos abrigue.
Y porque tras un paseo de escaparates para ver qué hay de nuevo, será imposible que te resistas a las nuevas tendencias de decoración que el otoño nos trae bajo el brazo.