Calefacción portátil: ¿Qué sistema es mejor?

Los sistemas de calefacción fijos se han impuesto en nuestro país por prestaciones y eficiencia. Pero los dispositivos portátiles de calefacción pueden ser también de gran ayuda en las viviendas en zonas cálidas, los apartamentos de temporada y momentos punturales en que necesitamos un tipo de calor rápido que podamos trasladar a cualquier punto de la casa…

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Cada sistema de calefacción tiene sus ventajas e inconvenientes. También sus adeptos y sus detractores. Lo cierto es que para gustos colores, y hay tantos sistemas de calefacción como usuarios para adecuarse a las necesidades y expectativas de cada uno. Tan iluso sería poner convectores en toda la casa conectados a la red en una vivienda de alta montaña en la que se vive todo el año como instalar un sistema de calefacción fijo por gas natural en una localidad cálida del Sur donde no se dispone de este suministro y además la casa se habita sólo unas semanas al año.

Por esa razón, conviene sopesar muy bien si la casa que queremos calefactar necesita un sistema fijo de calefacción. Muchas veces esta instalación aporta un importante  valor añadido a la casa en caso de venta, y además proporciona el confort necesario a una primera vivienda. Pero en el caso de segundas residencias, casas de alquiler, etc. bien puede hacerse necesario pensar en sistemas portátiles de calefacción que podamos trasladar de unas habitaciones a otras e incluso llevarnos con nosotros cuando dejemos la casa…

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Casi todos estos sistemas se conectan a la red eléctrica, pero no todos (estufas de gas y parafina). Veamos cuáles de estos sistemas resultan más eficientes, seguros y económicos…

Calefactores y convectores

Son casi siempre un recurso de emergencia para momentos puntuales en que necesitamos calefacción de forma inmediata en una estancia. Puede tratarse del momento en que llegamos a una casa en tanto se pone en marcha otro sistema  y sube la temperatura; mientras desnudamos o bañamos a un bebé; en oficinas donde la calefacción es ineficiente o no llega de forma uniforme a todos los espacios… El caso es que calefactores y convectores nos “salvan la vida” en muchas ocasiones. Funcionan por dos sistemas: por convección mediante ventilador motorizado o por calor radiante (infrarrojos).

Los convectores calientan el aire de una habitación y lo mueven; debido a que el aire caliente tiende a elevarse y el frío a permanecer a ras de suelo, los más modestos convectores están preparados para colocarse directamente sobre el suelo. Suelen disponer de termostatos, diferentes velocidades y nivel de temperatura y termostato con autoapagado en caso de sobrecalientamiento. Los aparatos sencillos cuestan a partir de 15 euros, aunque hay unidades de pared con resistencia cerámica de tipo Split en torno a los 35 euros.

El calor radiante se caracteriza, frente a la convección, por calentar los objetos (suelo, etc.) y no el aire circundante, por lo que son muy adecuados para instalarse cerca del techo, como se hace en algunos cuartos de baño. Existen aparatos sencillos de calor por infrarrojos a partir de 12 euros. Las unidades más sofisticadas con resistencia de cuarzo está en unos 30 euros.

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Radiadores eléctricos

Como su nombre indica, se conectan a la red eléctrica, y pueden tener múltiples diseños. La mayoría incluye ya programador y termostato ajustable, además de varias potencias para elegir. Muchos incluyen también mando a distancia. Los emisores térmicos (de tecnología seca, de fluido o emisores cerámicos) prácticamente han copado este mercado, gracias a que están fabricados con materiales más eficientes en la transmisión y el mantenimiento del calor, y también consumen menos luz.

Otros modelos que están acaparando poco a poco la atención del mercado son los radiadores decorativos tipo toallero que funcionan de forma independiente. ¡Ojo! Los toalleros eléctricos deben ubicarse fuera del perímetro de  seguridad de la bañera o ducha, que es de unos 60 cm (a diferencia de los que funcionan por agua y van conectados al sistema de calefacción por caldera, que no deben guardar esta distancia de seguridad). Un método sencillo para estimar la potencia necesaria para un cuarto de baño es calcular unos 80 W por cada m2 y luego añadir un 30% más al resultado. Con ello, por ejemplo, un cuarto de baño de 3 m2 necesita un dispositivo de unos 300 watios para ser calentado. Cuestan a partir de 220 euros.

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Estufas de gas

Las estufas de gas parecen una solución de otra época, pero lo cierto es que sus dispositivos de seguridad han mejorado y aún es posible comprarlas a partir de unos 70 euros. Disponen de una gran potencia, y aunque dependen de un combustible fósil que hay que reponer (la bombona), lo cierto es que disponen de una gran autonomía (casi 60 horas) y son muy fáciles de trasladar porque disponen de ruedas. Tenemos varios tipos de estufas de gas: de panel radiante (las más sencillas), catalíticas (menor riesgo de quemaduras) y de llama azul (más eficientes).

El gran inconveniente de las estufas de gas es que para la combustión utilizan oxígeno. Los modelos actuales disponen de hasta tres dispositivos de seguridad para controlar el oxígeno del ambiente. Si te decides por uno de estos aparatos, busca que disponga de regulador de temperatura,  para un mayor ahorro de energía o un modelo de llama azul, que tienen mayor capacidad calorífica pese a producirse la combustión a una temperatura mayor (pero consumiendo menos combustible).

En el mercado hay estufas radiantes a partir de 65 euros; catalíticas a partir de 90 euros y de llama azul a partir de 100 euros. (y hasta 180 euros)

Estufas de parafina

No necesitan conexión a red eléctrica, ya que su combustible es la parafina, un derivado del petróleo. Tienen menos autonomía que las estufas de gas (de 14 a 18 horas, la mayoría de las que tienen capacidad para 4 litros), ya que sus depósitos son limitados (las de 5 litros pueden llegar a 59 horas, según potencia). Disponen actualmente sistemas de seguridad mejorados y son muy apreciadas por su ligereza y portabilidad. Importante que disponga de sistema antivuelco y también de alarma de rellenado. Las hay con encendido de mecha a partir de 100 euros y con encendido electrónico a partir de 200 euros.

Imagen estufas parafina

Fotografías: Leroy Merlin, DeLonghi, Haverland

Más artículos de: Informes

Publicado el: 05-02-2014 | Autor: María Tebar

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