Instalar un suelo laminado

Los suelos laminados son actualmente unos auténticos todoterreno en la decoración y las reformas del hogar. Aparecieron en nuestro país en los años 90, y en una carrera fulgurante se han convertido en una de las opciones más habituales para las viviendas. ¿Y eso, por  qué? Pues porque son resistentes, bonitos, decorativos, duraderos, económicos y fáciles de instalar. Tanto, que lo puede hacer uno mismo; sólo hace falta tener tiempo, ganas, los materiales y las herramientas… ¡Y seguir paso a paso nuestros consejos!

Imagen Instalar un suelo lami

Una vez comprado el suelo laminado, hay que sacar las tablillas de las cajas y dejar el material durante 24 horas en la estancia a pavimentar, para que se aclimate. A continuación es importante comprobar que el suelo que se va a revestir está nivelado, sin bultos, grietas o baches importantes (de no ser así, habría que verter una pasta autonivelante). Los materiales y herramientas son los siguientes:

-          Suelo laminado machihembrado con sistema de click.

-          Rodapié.

-          Espuma aislante de poliuretano en lámina.

-          Cuñas perimetrales.

-          Herramienta en zigzag para las últimas tablillas.

-          Taco mártir con ranura (las cuñas, la herramienta en zigzag y este mazo se venden en kit en los establecimientos de suelos y centros de bricolaje).

-          Sierra de calar con hoja para contrachapado.

-          Ingletadora eléctrica o caja de ingletes con sierra de costilla.

En primer lugar hay que extender la lámina de espuma sobre el suelo; el laminado se coloca directamente encima. Después iremos colocando las tablillas por hileras, encajándolas mediante el sistema de click, presionando con el taco ranurado y el mazo,  y cortando las que sea necesario con la sierra de calar. En el perímetro de la habitación iremos metiendo las cuñas, espaciadas unos 40 cm, para dejar una junta de dilatación que evitará que el suelo se levante cuando se hinche por el calor. Las cuñas se retiran cuando el suelo está terminado, y la junta se oculta con el rodapié.

La última hilera se corta a lo ancho si es necesario, y para colocarla se usa la herramienta en zigzag. Después hay que colocar el rodapié con clavos de cabeza perdida, preferiblemente galvanizados, y martillo; los tramos se cortan a inglete para disimular las juntas, así como las esquinas. Para ello, lo mejor es usar una ingletadora eléctrica (se pueden alquilar por muy poco), aunque también sirve la caja de ingletes con serrucho de costilla.

Imagen: Lee J. Haywood

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Categorías: Suelos y pavimentos

Publicado el: 26-08-2010 | Autor: Marta Sánchez

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