Un taller para hacer bricolaje puede organizarse en cualquier espacio que tengamos en nuestra vivienda, pero es importante que tenga ciertas condiciones sobre todo en lo tocante a seguridad y comodidad. Una buena organización y un equipamiento adecuado, así como una distribución inteligente del espacio, conseguirán que trabajemos a gusto, seguros y que consigamos resultados casi, casi, de profesional.
En primer lugar, el taller deberá contar con buena ventilación. Cuantas más ventanas practicables tenga, mejor; hay que tener en cuenta que las sierras, lijadoras y taladros producen mucho polvo, y también que si vamos a barnizar o pintar muebles, los vapores de los productos tóxicos deben ser eliminados eficazmente. Instalar un extractor tipo ventilador es una buena idea en este caso.
En los talleres de bricolaje se utilizan herramientas eléctricas potentes, por lo que el espacio deberá contar con varios enchufes de fuerza bien distribuidos. En lugar de utilizar “ladrones” (bases múltiples) o alargadores, lo mejor es ampliar la instalación. Puede hacerse fácilmente a base de canaletas (en este artículo te explicamos cómo).
La zona de almacenaje es fundamental. Lo mejor es tener un tablero en la pared con escarpias y con las siluetas de las herramientas dibujadas para tenerlas colgadas y ordenadas en todo momento. Cuando una herramienta no esté en su sitio, sabrás de inmediato cuál es por la silueta dibujada en el tablero. En los centros de bricolaje encontrarás también sistemas organizadores prácticos, ampliables y fáciles de montar.
En cualquier taller que se precie debe haber un banco de trabajo. Si el taller es pequeño, puede utilizarse un banco plegable. El banco deberá contar con un tornillo de mesa para sujetar las piezas. Además, si hay sitio suficiente, es bueno contar con una sierra de mesa y una columna para el taladro; en caso contrario, también existen adaptadores que convierten las herramientas portátiles en fijas.
Es una buena idea disponer de estanterías metálicas para las pinturas, adhesivos, colas y disolventes. No olvides colocar las pinturas bien cerradas y boca abajo después de usarlas, para evitar que se forme la “telilla” característica. Además, también conviene disponer de una zona en la que almacenar los tableros y las tablas de madera en posición horizontal; puedes hacerlo a base de estanterías, o bien con listones de madera fijados a la pared en perpendicular, por parejas, donde podrás apoyarlos.
Imágenes: Leroy Merlin, Bosch.
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Categorías: Arreglos en el hogar
Publicado el: 24-03-2011 | Autor: Marta Sánchez