El relleno nórdico es hoy en día el vestido preferido por la mayoría para vestir las camas durante el invierno. Cumple la misma función que la manta, la sabana y la colcha, pero en una sola pieza, lo que hace que el abrigo en la cama sea mucho más ligero, y la decoración de nuestro dormitorio, mucho más versátil, ya que tan solo cambiando la funda, cambiaremos completamente su aspecto.
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Cómo elegir el relleno nórdico más adecuado
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Tipos de rellenos nórdicos
La pluma es un aislante térmico natural. Se trata de uno de los principales materiales en fabricación de rellenos nórdicos, ya que es un material que no pesa, pero aporta un gran volumen. Hace que el relleno sea ligero, vaporoso y envolvente. El principal problema es que la pluma tiene una parte sólida.
El plumón tiene más capacidad de crear calor. Además, carece de esa parte sólida que tiene la pluma, y en su lugar, tiene una zona central de la que se despiden copos, que protegen del frío de mejor manera que la pluma. El nórdico de plumón tiene la peculiaridad de que pesa muy poco, pero ocupa mucho volumen, lo que hace que sea realmente agradable.
Los nórdicos de fibras o acrílicos tienen una gran aceptación. Son más económicos que los anteriores y además, permiten el lavado en la lavadora. Inicialmente se trataba de fibras de baja calidad, aunque en la actualidad podemos encontrar en el mercado fibras de una calidad que pronto podremos comparar con los materiales naturales.
Tan importante como el interior, es el material con que se recubra, ya que será con él con quien mantendremos el contacto directo. Debemos tener en cuenta que el material sea transpirable, para que el relleno no pierda cualidades. Para ello es aconsejable que el nórdico tenga una buena densidad de hilos o un tratamiento Downproof. Sin lugar a dudas, el algodón 100%, o el lino, serán quienes mejores resultados nos aporte.
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Limpieza y mantenimiento de los rellenos nórdicos
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Por Olaia Pellón
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Publicado el: 02-01-2017 | Autor: Olaia Pellón