Suelos cerámicos de exterior

Los suelos de baldosas cerámicas son los más empleados para espacios de exterior, aunque en la actualidad vienen pisando muy fuerte también los de madera tropical, aglomerados de resinas y virutas de madera, baldosas de cemento… De todas formas, la variedad y la resistencia de la cerámica es difícil de conseguir con otros materiales, y eso hace que estos pavimentos sean tan populares para terrazas, patios y alrededores de piscinas.

Y hablando de piscinas: una de las mayores desventajas de la cerámica es que, cuando se moja, se vuelve considerablemente resbaladiza y peligrosa. Pero eso ya es historia, porque actualmente existen variedades de suelos cerámicos antideslizantes que evitan los resbalones.

Además, estos suelos no son mucho más caros que los corrientes; no sólo son adecuados para piscinas, sino también para cualquier solado de exterior, porque al mojarse con la lluvia, los riegos o simplemente la limpieza con la manguera, pueden resultar muy peligrosos. Lo último en este campo son los suelos cerámicos tratados con nanotecnología, un descubrimiento muy reciente que esta ya en el mercado. Las sustancias que recubren la cerámica permanecen invisibles a la vista cuando las baldosas están secas, y sólo activan su cualidad antideslizante cuando se mojan.

Y si ya habéis instalado vuestro suelo cerámico pero no es antideslizante, no os preocupéis; existen productos en las grandes superficies perfectos para tratar el pavimento. Se trata de líquidos que modifican la estructura superficial de la cerámica y crean una red de microporos para favorecer el agarre al pisar, generando una especie de “efecto ventosa”. Estos productos deben aplicarse sobre superficies totalmente secas, y después hay que evitar limpiar las baldosas con productos abrasivos.

Imágenes:  Roberto Berlim, Hkuchera.