Esta vivienda se encuentra en San Francisco, en tierras boscosas entre la elegante zona sur y el este de Hampton de Long Island, Nueva York.
La primera cosa que nos sorprende de esta vivienda es la arquitectura exterior, que contrasta enormemente con las construcciones arquitectónicas de la zona, mansiones, casas de tipo rural… y entre todas ellas se levanta esta obra arquitectónica compuesta de dos volúmenes simples rectangulares que forman un plano en forma de L.
La casa adopta la forma de una estructura minimalista dentro de un bonito paisaje natural.
El centro de la casa es el principal espacio público, cuenta con piscina, terrazas en varios niveles y un porche cubierto equipado además con una ducha. Este espacio es accesible y visible para todas las demás partes de la casa, y a veces visible también para los vecinos de la calle.
Es la parte más especial de la casa, concebida como un espacio en el que fomentar las relaciones sociales, un espacio en el que llevar a cabo eventos que disfrutar en la compañía de amigos.
El interior no está equipado con muchos muebles, solo aquello estrictamente necesario, pero entre todas esas cosas se han colado unas pequeñas pinceladas de color que dan estilo a cada rincón.
Así, el dormitorio principal resulta un espacio y relajante, en el que destaca la ausencia de todo lo prescindible, para crear un espacio cuya armonía es solo rota por el color amarillo del butacón de lectura.
La casa incorpora unos grandes ventanales que fusionan la vida interior con la exterior, y que además pueden aparecer y desaparecer a través de un sistema de persianas de metal montadas en las paredes exteriores. estas persianas no solo actúan como una forma de aislar el interior del exterior, sino que también son un estupendo sistema de seguridad.
Arquitectos: Hariri & Hariri
Fotógrafo: Paul Warchol
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Publicado el: 07-01-2011